Apoyar sin controlar. Cómo criar hijos seguros y autónomos
«La verdadera generosidad para con el futuro reside en darlo todo en el presente»
Albert Camus
A veces descubro a alguno de mis hijos —tengo 2, de 7 años cada uno— agarrando su bici con las manos para levantarla y seguir su camino al llegar a una cuesta empinada o a unas escaleras altas.
Es un gesto que me tiene fascinada.
Me recuerda todas esas ocasiones de la vida cotidiana en las que he tenido que enfrentarme a algún problema y no he sabido cómo actuar.
Seguro que a ti también te ha pasado, se te cruza una piedra en el camino, te frustras y te limitas a pedir ayuda y quejarte.
Ahora, veo con claridad que la solución estaba justo frente a mí y que todo era mucho más simple: “solo” se trataba de asumir la responsabilidad y buscar una solución efectiva.
Actuar como ellos. Cogiendo la bici, sin pensar demasiado, subir las escaleras y seguir adelante: problema resuelto.
Lo importante es continuar con el juego y seguir disfrutando.
Cuando esto pasa, es instintivo, no puedo evitar ofrecerles mi ayuda y me pregunto si les estoy o no beneficiando, cuando ya me han demostrado con creces que son capaces de hacerlo solos:
"Puedo hacerlo yo solito, mamá”
“Soy fuerte”
“Déjame a mí”
Me llena de alegría escucharles.
Quiero que crezcan siendo personas autónomas y responsables, que la vida sea para ellos como uno de sus paseos en bicicleta, donde lo único importante sea disfrutar de cada instante.
Que sepan levantarse después de cada caída, que busquen soluciones para superar los obstáculos y que sepan que, cuando me necesiten, estaré siempre ahí.
Me encanta ver cómo crecen y enfrentan nuevos desafíos.
No ha sido fácil para mí llegar a este punto de aceptación de su autonomía.
La crianza que recibí de mis padres estuvo marcada por la sobreprotección. Para ellos, el mundo era un lugar peligroso, y heredé ese miedo y desconfianza, lo que me dificultó asumir mi independencia y sentirme capaz de tomar las riendas de mi propia vida.
Sin duda, esto ha influido en la forma en la que he enfocado la crianza de mis propios hijos.
Afortunadamente, mi crianza es en pareja, lo que facilita la observación y el cuestionamiento de tus propios patrones, esos que todos llevamos dentro, fruto de nuestra educación.
A través de este proceso de reflexión, he observado mi propia crianza y me he atrevido a revisarme para ofrecer a mis hijos una educación más sana.
Solo así he sido consciente de cómo esos patrones y creencias limitantes se van integrando en nosotros, influyendo de manera determinante en nuestra forma de vivir.
El trabajo de identificar, tomar conciencia y cuestionar estas convicciones es lo que, a través del acompañamiento filosófico, nos lleva a una comprensión profunda, a transformar nuestra forma de interpretar la realidad y, en consecuencia, a desarrollar una manera de vivir que nos permita crecer con plenitud en lugar de limitarnos.
Para mí, la crianza me ha dado la oportunidad de revisar y sanar todos esos aspectos que no me permitían estar en armonía conmigo misma.
Siento que una madre sana y reconciliada es el mejor regalo que puedo darle a mis hijos.
Asumir la responsabilidad de nuestra vida y encargarnos de lo que depende de nosotros aquí y ahora es nuestra tarea más importante.
El próximo lunes, 23 de septiembre a las 18:30, Raquel ofrecerá el taller online gratuito “La experiencia de la crianza: cómo transformar cada desafío en un aprendizaje personal”.
Exploraremos juntos sobre la manera de disfrutar la crianza como una oportunidad para acompañar el crecimiento de nuestros hijos, desde la confianza y permitiéndoles la libertad de ser ellos mismos.